Respiré mi vida
Respiré profundo y dejé escapar un par de lágrimas. No estaba segura si eran de alegría, de tristeza o de preocupación. Tal vez de incertidumbre o de triunfo. Tomé fuerzas y obligué a mis temblorosos pies a caminar hacia la puerta, hacia la luz, hacia el comienzo de una nueva vida. Todo cuanto fuiste se quedó atrás, con tus oscuras palabras, con tus falsos afectos, con tus manos vacías. Por primera vez reí de forma sincera al no verte en mi camino de regreso a lo que soy. Corté ese cordón umbilical de terror que me unía a ti. Creo que ese vacío que tenía era de mí, por dejar que te me albergaras dentro; quizá bajé dos kilos a causa de eso, me siento más delgada, más liviana, más ligera, hasta más bella diría. Fue como empezar una desintoxicación con este nuevo régimen, una dieta emocional muy efectiva. Respiré tranquila por primera vez, también por primera vez en tantos años me sentí dueña de mí, tan dueña como para sacarte de aquí, como para no darte cabida. Apagué esa vocesita tuya