Desde la ventana
La vida es un laboratorio extraño, una serie de experimentos, ensayo y error, más errores que ensayos serios en realidad. Alcanza a ser fastidiosa, pesada y dolorosa, en otras ocasiones descresta y es genial, perfecta, divina, todo lo que uno quiere que sea... así es la vida... extraña... llena de matices, sensaciones, colores, olores, sabores...
En mi vida, solo existe una ventana para fumar, para ver el mundo, para no ahogarse en la casa, en el tedio, en el anonimato, en la ansiedad... siempre escribo después de contemplar la vida desde ella y fumarme un cigarrillo.
Hoy fumé, más que siempre... mi cuenta va en 8 cigarrillos, de esos que pasan fuerte y amargo, pero, que calman y dejan esa sensación de dejamiento del cuerpo. Son muchos, lo reconozco, me arde la garganta de tanto fumar, más cuando mi record está en dos por semana y a veces uno.
Pero, les digo, esta mal ver a vida solo desde una ventana, desde una óptica, lo que ves se convierte en paisaje cotidiano y con el tiempo pasa desapercibido, se vuelve normal, convencional, poco llamativo.
Ya mis vecinos marihuaneros no me importan, ni la gata en calor, ni las discotecas, ni la niña que pelea con el novio, ni el sol de la montaña, ni los techos viejos, ni el olor a humo de carro, ya nada de eso me maravilla ni me sorprende...
Esa ventana como todo, se ha vuelto paisaje, costumbre, apego, serie de errores y muy pocos aciertos. Tal vez me tocará abrir la puerta y sentarme en las escalas para volver a sorprenderme... por ahora volveré a la ventana con otro cigarrillo a ver si luego me duermo.
En mi vida, solo existe una ventana para fumar, para ver el mundo, para no ahogarse en la casa, en el tedio, en el anonimato, en la ansiedad... siempre escribo después de contemplar la vida desde ella y fumarme un cigarrillo.
Hoy fumé, más que siempre... mi cuenta va en 8 cigarrillos, de esos que pasan fuerte y amargo, pero, que calman y dejan esa sensación de dejamiento del cuerpo. Son muchos, lo reconozco, me arde la garganta de tanto fumar, más cuando mi record está en dos por semana y a veces uno.
Pero, les digo, esta mal ver a vida solo desde una ventana, desde una óptica, lo que ves se convierte en paisaje cotidiano y con el tiempo pasa desapercibido, se vuelve normal, convencional, poco llamativo.
Ya mis vecinos marihuaneros no me importan, ni la gata en calor, ni las discotecas, ni la niña que pelea con el novio, ni el sol de la montaña, ni los techos viejos, ni el olor a humo de carro, ya nada de eso me maravilla ni me sorprende...
Esa ventana como todo, se ha vuelto paisaje, costumbre, apego, serie de errores y muy pocos aciertos. Tal vez me tocará abrir la puerta y sentarme en las escalas para volver a sorprenderme... por ahora volveré a la ventana con otro cigarrillo a ver si luego me duermo.
Comentarios
Publicar un comentario